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Las avispas Glyptapanteles parasitan ciertas orugas
infectándolas previamente con un virus que logra modificar radicalmente el
comportamiento de los anfitriones…
Avispas Parasitarias Glyptapanteles
En el
norte de América existe una avispa parasitaria cuyas larvas poseen la capacidad
de manipular el comportamiento de los anfitriones en los que se desarrolla,
haciendo que éstos actúen como guardaespaldas. Esto es así porque inoculan un
virus en orugas de diversas especies que detiene su sistema inmunológico, para
que no ataque a los huevos que ha depositado dentro de su organismo. Además,
inmoviliza al huésped temporalmente, evitando que pueda defenderse.
Los
huevos se desarrollan parcialmente dentro de la oruga, ya que ésta los alimenta
y protege. Cuando las larvas de la avispa eclosionan, tejen sus capullos dentro
de su huésped, alimentándose de los líquidos corporales de éste hasta que pueden
comer a través de la piel de la oruga, una vez que se han desarrollado
plenamente. Durante todo este proceso, la oruga sigue con vida y se comporta
controlada por los capullos de las avispas. En vez continuar con su rutina
habitual de vida, las orugas se mantienen arqueadas sobre los capullos,
protegiéndoles, sin alejarse, ni siquiera para alimentarse. La muerte de las
orugas sólo se produce cuando las avispan eclosionan de los capullos.
Manipulación
Genética
El virus
inoculado de estas avispas contiene el material genético de la avispa, que se
transcribe en el ADN de las orugas. Esto hace que el mismo organismo del
huésped, en este caso la oruga, produzca la toxina que lo controla. La oruga
infectada defiende los capullos de la avispa, atacando con agresividad cualquier
elemento que puede suponer un peligro, y más si presenta un peligro usual de las
avispas, como los chinches. Esta protección supone un aumento en el éxito de supervivencia de los capullos.
En un
estudio llevado a cabo en la Universidad Federal de Viçosa (Brasil) por Janssen
et all, descubrieron que algunas larvas cuantas permanecían dentro del huésped
una vez que sus hermanas habían eclosionado, y formado los capullos. Las
especulaciones indican que las larvas que se quedaron se sacrificaron para
controlar a la oruga y proteger así a sus hermanas.
La
manipulación genética de virus es algo relativamente habitual en los insectos,
con el objeto de modificar el comportamiento de sus huéspedes, necesario para
completar el ciclo de vida del parásito. El virus es beneficioso para la avispa y depende de
la avispa para su supervivencia. Y por otro lado el virus necesita que la avispa
sobreviva porque sólo se puede replicar en los ovarios de ella y no lo puede
hacer en la oruga debido a que estos virus carecen de la maquinaria de
replicación que sí está en la avispa.
Los virus originales, probablemente nudavirus, infectaban a las avispas hace
millones de años, hasta que hace unos 100 millones de años su ADN se integró en
el genoma de la avispa, según la investigación de Jean Michel Drezen, del Centro
Nacional de Investigación Científica en Tours (Francia).